jueves, 1 de noviembre de 2007

"Aquellos tiempos felices"

Paul McCartney se empecina en hacerme recordar los tiempos… ¿felices?

Pobre, ni siquiera puede recorrer esas imágenes con sus compañeros de ruta…
Sólo le queda el híbrido Ringo, quizás el menos lúcido –¿o el menos lucido?- ¡quién sabe! Al menos la batería sonaba… Pero esa pose tan imperturbable…
En cambio, Paul siempre dando la cara, dando la voz, dando el corazón. Sí, ya sé: fue el más careta de todos. El que más incursionó en los negocios, producto de su actividad artística. Bueno, quizás no tenía alternativa: su socio John se exhibía semidesnudo en su cama, junto a su señora… ¡oriental!
¡Qué curioso!: ambos se conocieron al final de la calle Penny Lane, cantando para el coro de la iglesia. ¡Tan diferentes y tan complementarios! ¡Tanta potencia naciendo desde una gruesa brecha!
Pero algo los unió siempre: su sensibilidad. Su comprometida conexión con la humanidad, con la esencia de cada tipo de ser. Siempre apelaron a lo más sublime de cada uno de todos los que los hemos aceptado como parte insustituible de nuestras vidas, sin importar a qué edad, en qué tiempo interno.
John, un soñador empedernido, volando tan lejos como la potencia de sus mejores años le permitió, pero entregando su corazón de carne en cada letra, en cada mensaje. Un provocador de los más nobles sentimientos, un revelador de la riqueza del alma, un agitador de las más puras pasiones humanas: la necesidad de vivir hermanados, en armonía.
Paul, más pragmático, se casó ¡nada menos que con la hija del dueño de Kodak! Pero junto a ella dedicaron todo su mensaje en pro de una alimentación natural, sin consumo de carne, uno de los grandes motivos de la voracidad irracional. En ese tiempo compusieron e interpretaron juntos hermosas canciones con el grupo Wings, entre ellas, una junto a Michael Jackson (antes de que se tiñera de blanco) llamada “Ebano y Marfil”, aludiendo a la necesaria convivencia pacífica entre todas las razas…
¿Y George? Buscó la profundidad de su alma a través del conocimiento oriental y eso gravitó ineludiblemente en toda su producción posterior, dentro del grupo y, después, como solista. ¿Quién no se acuerda de “My sweet Lord”. Esa canción que incluye el mantra “Hare Krishna” que tanta fuerza me daba cuando lo entonaba mientras andaba en bicicleta en aquellos años de pretendida inclusión en el movimiento de Krishna…
¡Ahh, ese lugar! El Templo de los Hare Krishna… ¡Cómo me impactó ese lugar! Esas imágenes a las que hoy no dudaría en calificar de idólatras… (¡ay de mí! cómo endurecí mis músculos internos, a la vez que se me aflojaron los externos…).
¿Y la comida vegetariana que me sirvieron? ¡Ahh, exquisita!
¡Cómo me emocionaba leer la revista “Atma Tatva”! Me la devoraba…
Pero, volviendo a George, seguramente estará ocupando un lugar destacado en el cielo, porque fue fidedigno con su corazón y siguió el camino que todo su ser le indicó, y así nos lo transmitió.

Pero Ringo…
¡Ay, Ringo…! ¿Qué hiciste vos, aparte de sacudir tu melena sesentina al ritmo de tus golpes sobre el resignado parche? Siempre prolijito, inmutable…
¿Qué habrá circulado por tus entrañas mientras aquellos tres, montados a los metálicos micrófonos, quebraban en mil pedazos sus gargantas y provocaban la histeria de miles de hermosas chicas?
¿Acaso tu virtud fue captar la irresistible pasión de esas miles de rubias inglesitas delirando?
¿Es que tu secreto fue guardarte toda esa energía para disfrutarla solo, en tu cuarto, como cuando uno recibe un regalo y lo abre a solas, lentamente, disfrutando cada crujido del envoltorio de papel…?
¿Habrás sido tan canalla?
¿Habrás sido el más astuto de todos?
No quiero creerlo. Prefiero recorrer el entendimiento de que no te atreviste. Nunca te atreviste a sacar tu verdadero sentimiento y a exponerlo ante aquella masa expectante.
… Y a esta altura, Paul ya lleva cantando varios temas. Todos recorrieron mi largo cuerpo tantas veces, que me conocen más que yo a mí mismo.
¡Y, al mismo tiempo, nunca me detuve a traducir las letras!
¿Puede, acaso, sólo la música hablar tanto, que se pueda prescindir de la letra?
¿Será que, ante la barrera del idioma, logramos escribir las letras de las canciones, sin utilizar ni una palabra?
¡Qué lindos esos tiempos de Paul, John, George y… Ringo!
Me reconozco joven toda vez que los escucho. Me identifico con el mensaje de la paz, de la inocencia, de las utopías, de la pureza, de los abrazos cálidos, de los reencuentros.
Sabrás disculparme. Creo que ha llegado la hora de zambullirme nuevamente entre los surcos de aquellos tiempos felices…

"Descanso"

"Dejar transitar al paisaje".
Fotografía tomada en San Marcos Sierras, Córdoba, Argentina.

"Cerocinco"

Es una tarde gris acá en BA. Todo es gris última-
mente en BA.

Matices, todo es una cuestión de mediocres matices.
En la verti-
ginosidad del giro, un número 5 gris, muy muerte, muy angustia, torna vida, palpita.

No es ese número 5 de un instante atrás. Un susurro se desprende y comienza a embriagar esta atmósfera, esta soledad.
Ese frío, se derrite...una gota desciende por el vidrio. La vida se hace presente.
Me siento abrazado, rodeado. Giro a mi alrededor, soy un eje, un vértigo, una búsqueda.
¡Hay algo aquí para buscar...me! La soledad me mira impotente, indignada. Comienzo a abandonarla. Lentamente se dirige hacia la puerta, como una mujer traicionada, rimel corrido, rouge opacado...
Mis movimientos son slow motion. Mi giro es una película. Mis pies no tocan, se elevan.
Ese rojo intenso, ese número 5 que ya es indiscutiblemente sexo, es una invitación a todo.
BA ya no es. Todo queda atrás. La luz es cada vez más.
Ella está muy lejos. Yo estoy muy cerca de ella, y ella no puede evitarlo. Me convierto en su obsesión. Slow motion corro, slow motion esquivo gente, slow motion me zambullo en el agujero de la Tierra para aparecer del otro lado.
Busco el origen de todo. El hueco. El inicio de la desaparición del gris. Irrumpo por el agujero de un geiser. Vapor slow motion. Todo es vapor aquí. Todo es rojo púrpura. Ella está aquí, la percibo. Incide aquí.
Con un lápiz rojo dibuja sobre mí el número. Con esa sensualidad majestuosa me hace papel de su antojo y yo vibro con cada trazo.
Todo gira lentamente. El fondo es un decorado rojo púrpura. Todo es blur, todo darken.
El Neón enceguece hasta mi sangre. Ella se apodera nuevamente de mí.
All neon like...

"Indecisión"

"Lo tienes todo y no hay nada".
Fotografía tomada en Liverpool, Reino Unido.

"Desangrándome"

Abro mi corazón y dejo derramar mi sangre.
Cantidad suficiente para saber que estoy vivo,
olvidado ya, que estaba, del torrente de mis venas.
Espesa y potente sustancia que fluye, ahora,
despidiéndose para siempre de mi cuerpo.

Cuesta desprenderse de tanta vitalidad
dejándola ir, así, sin interrumpir su incontrolable huida.
Cuesta ver a mi corazón, así, abierto en dos,
despojándose de su río caudaloso,
flujo cansado de dar siempre las mismas vueltas.

Es reconfortante vaciarme de esta sangre.
Porque el vacío es la oportunidad de llenarme nuevamente.
Producir otra sangre, otro tránsito, otro oxígeno.
Nueva sangre dispuesta a comenzar a circular, explorando
cada milímetro de mi interior, tan distinto ya, tan igual.

Sé que mi corazón volverá a unificarse, a contener.
Sé que cada nuevo pulso provocará nuevos pasos,
nuevos direccionamientos , nuevas perspectivas.
Cada gota que se va, es cada gota que vendrá,
cada vacío de hoy es la conformación de un nuevo espacio.

Por ahora, sólo puedo abrir mi corazón
y dejar escapar a mi sangre.

"Invasión extraterrestre"

"Uno a uno serán rescatados, desde los cuatro rincones de la Tierra".
Fotografía tomada en la ecovilla "Gaia", Navarro, Provincia de Buenos Aires, Argentina.