lunes, 1 de diciembre de 2008

"El pillaje"

"Tal como lo sugiere la palabra, el pillaje es el acto o serie de actos mediante los cuales las abejas roban sustancias dulces, tales como confituras, jaleas, almíbar, jarabes o miel, almacenadas o expuestas en cualquier lugar. Lo mismo que algunos seres humanos, las abejas prefieren robar antes que trabajar, en este caso cuando hay escasez de néctar. El impulso de robar, si puede satisfacerse impúnemente, se transforma en un hábito muy difícil de quebrar" (del libro "ABC y XYZ de la apicultura de A. I. Root).
Del texto anterior volvemos a comprobar que los seres humanos podemos aprender mucho de las abejas, de sus hábitos y formas de organización.
El pillaje es muy temido en el ámbito de la producción de miel ya que se constituye en uno de los factores más frecuentes de eliminación de una colonia o de su merma sustancial.
Cuando los factores climáticos no son aptos para la floración (invierno o épocas de escasez de lluvias) el alimento de las abejas -esto es, la miel- desaparece de su alcance natural y hace peligrar su subsistencia. Esto, sumado a la escasa o nula previsión del apicultor para aprovisionar debidamente a las colmenas en épocas previas a la invernada, constituyen el entorno propicio para la operación del pillaje.
Durante el pillaje las abejas atacantes se dirigen a una colmena con reservas de miel e intentan penetrar a través de su piquera (puerta de entrada de la colmena) para asaltar el botín. A tal efecto, las colonias se pertrechan con abejas guardianas apostadas en la piquera, a fin de evitar el ingreso de individuos extraños. Pero cuando el ataque es virulento y a la agresividad de las atacantes se opone una débil resistencia, se establece una batalla que termina muchas veces con gran número de abejas muertas, sino toda la colonia, y con la carga de miel devastada por las intrusas.
Cabe destacar que esta práctica es excepcional, ya que en épocas de abundancia de néctar, las abejas son indiferentes a las existencias de miel ajenas, y prefieren acudir a su trabajo en lugar de robar.
La enseñanza para la especie humana es obvia. La escasez de recursos para grandes concentraciones de población son el ámbito inmejorable para que estos seres desamparados acudan al robo y al "pillaje". Las sociedades podrán implementar una serie más o menos compleja de medidas de "seguridad" pero la situación no cambiará sustancialmente si los recursos básicos para la subsistencia aún siguen escaseando.
Los gobiernos debieran tomar nota de esta enseñanza que nos proporcionan las abejas, ya que, a diferencia de éstas, los seres humanos tienden a repetir sus errores aún superadas las dificultades. Y la reparación de una sociedad puede demandar del trabajo arduo y permanente durante generaciones.

(publicado por el autor en: http://ladoraditamiel.blogspot.com)

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