sábado, 1 de noviembre de 2008

"Re-nacimiento"

- ¿Falta mucho?.
- No sé, unos 20 kilómetros... 
- ¡Uff, este viaje se me ha convertido en una pesadilla!
 - ¿Qué apuro hay?
 - No se trata de apuros... Es la sensación de la pérdida de tiempo, pudiendo emplearlo para algo más productivo.
 - Bueno, no es tanta la pérdida de tiempo, pudiste contemplar el paisaje...
 - Muy bien, pero ¿cuántos árboles me hacen falta ver para valorar el paisaje? ¡Por favor, ya es suficiente!
 - De acuerdo, no desesperes. Ya casi llegamos...
- Se nos va la vida trasladándonos, atascados en un enjambre de carrocerías, aguardando llamados o e-mails, esperando el tren o el ómnibus...
 - ¿"Se nos va la vida"? Ésa es la vida, o parte de ella al menos...
 - Como prefieras, pero a esta altura de mi vida ya no soporto la idea de perder un minuto más. Deseo disponer de cada instante como yo lo decida y programe, y que nada ni nadie cambie mis planes, ¿llegas a entenderme? 
- De lo que creo que se trata es que sientes que el tiempo se te agota, que cada minuto cuenta porque percibes que ya no abundan los minutos. 
- Y no sólo eso: también la necesidad de redimir tantos otros minutos pasados en vano, que nada aportaron a mi vida, y que sin embargo dilapidé. 
- ¿Qué tal si inventamos un re-nacimiento, luego de la muerte?
- ¿Cómo es eso, a ver? ¿Otra de tus tantas ideas locas? 
- Tan sólo poner en movimiento la profusión de fantasías. ¿Qué tal si proponemos que, luego de la muerte, la persona elige volver a nacer al cabo de un tiempo determinado?
- ¡Imposible! ¡Di-s mismo echó a Adán del Jardín del Edén para que no coma del arbol de la vida y viva eternamente...!
- Es sólo un juego...
- Muy bien. Fantaseemos.
- ¿A qué edad te gustaría volver a la vida nuevamente? 
- Difícil... Si vuelvo a ser un bebé, entonces el entorno de mi vida anterior será mucho mayor que yo y ya no podré conservar los vínculos tal como entonces. Mi hijo podría ser mi padre o mi abuelo... 
- Pongamos que vuelves al mundo con la edad que tenías al morirte.
- En ese caso seré paulatinamente más anciana y llegará un momento en que no tendré energías para llevar a cabo mis proyectos...
- Muy bien, entonces expresa qué te gustaría que sucediera y punto.
- Ok, desearía volver en cinco años y tener diez años menos que ahora. 
- ¿Y qué harías, entonces, habiendo ganado quince años?
- Seguramente, replantearía muchas de las cosas que he hecho, algunas las volvería a hacer pero de otra manera, mientras que algunas otras las eliminaría por completo.
- Es un pensamiento común. Como cuando tienes un capital considerable y vas gastándolo de a poco. Mientras estás lejos de agotarlo no sentirás que algún día llegará a su fin. Pero, ¿bastará sólo con eso? 
- ¿A qué te refieres?
- ¿Qué sucede con los años restantes, los que te quedarán por vivir?
- ¡Ah, por supuesto! ¡Sabiendo que tendré años adicionales, podré contemplar más relajadamente cada arbol que se cruce por el camino...! 
- En ese caso no lo considerarás una pérdida de tiempo... ¿Se puede vivir sin el apremio del paso de los años? 
- Me temo que nos hemos enroscado.
- ¿Será que volvemos a enroscarnos porque, en realidad, estamos errando en la forma en que vivimos? 
- ¿...?
- Digo, pasamos nuestra vida buscando la trascendencia y, cuando creemos que la hemos conseguido terminamos yéndonos, irremediablemente, de este mundo... 
- Algo así como un engaño, una burla...
- Depende de cómo vivamos y en función de qué objetivos. Yo creo que la burla se produce porque estamos atrapados en un sistema que nos impulsa a la satisfacción de los deseos más inmediatos, compulsivamente.
- Algo así como un "¡Llame ya!"
- ¡Claro! Eso nos lleva a correr ciegamente, casi persiguiéndonos a nosotros mismos... Hemos perdido la vivencia espiritual, despojada de sentidos ulteriores... 
- Es la compulsión al éxito, vernos como dioses que todo lo podemos, todo lo abarcamos... 
- Una burda idolatría...
- Pero entonces... ¿nos quedamos cruzados de brazos esperando el momento de la partida?
- En un mundo con miles de millones de personas parece ser difícil definir qué se es y cuál es nuestra misión...
- ¿Misión? ¡Yo sólo quiero ser feliz!
- Me pregunto si habrá espacio en este mundo para que cada uno alcance la felicidad a su modo... 
- ¡Yo no imagino la factibilidad de un mundo con tantos millones de personas sin que su totalidad alcance ese estado de plenitud! ¡Para eso fuimos creados!
- ¿Cómo puedes estar tan segura del motivo por el que hemos sido creados?
- Simplemente porque no concibo a un padre teniendo un hijo sin desear para él la plenitud.
- Ojalá yo estuviera tan seguro de eso...
Muy bien, entre fantasía y fantasía ya vamos llegando...
- ¿LLegar? Al fin y al cabo ésta puede ser sólo una parada intermedia...
- ¿Podremos encontrar en ella alguna respuesta?
- ¡Al menos vamos hallando algunas preguntas...!
- Algunos árboles en el camino...
- El dibujo de nuestra trayectoria.

4 comentarios:

Florencia Pérez dijo...

a veces quiero lograr tantas cosas que olvido mirar los árboles, me aturdo de objetivos y pienso que el día que me vaya me preguntaré y...para qué? para qué viví tan apurada, me olvidé de respirar profundo. me olvidé de disfrutar el olor a tierra mojada, qué tonta!
A veces cuando me siento triste y una suave melodía me acompaña y el corazón se me llena de melancolía pienso...-flor, no estés mal, estás viva y por eso sentís tanto en tu corazón. Entonces la tristeza se convierte en el motor para recobrar nuevamente un pedacito de felicidad. La vida que me pasa y me golpea, me acaricia, me sonríe, me da vuelta la cara pero nunca me ignora, nunca.
Mis hijos son la expresión más fuerte de la vida. Sus olores, sus voces, sus risas, sus lágrimas, todo lo que son me maravilla y al mirarlos la vida se me presenta como un milagro que no siempre valoro.

mi cariño para vos

leo dijo...

Impresionante cuento.
Te felicito!!!!

Meajer dijo...

Gracias Leo. Me alegra que te haya llegado.

Laura Alperovich dijo...

Ayer escuché que podemos vivir sin respuestas, y, aunque parece una verdad de perogrullo, me hizo reflexionar. Vivir en el sentido más amplio de la palabra, sin ser esclavos de nada externo a nosotros. El tema es hacer camino de manera inteligente, con las preguntas que se resuelven por sí solas en el cotidiano existir, teniendo conciencia de que cada día que pasa es valioso por sí mismo, cuando ponemos alma y vitalidad en lo que hacemos. Muy interesante diálogo con vos mismo.