lunes, 31 de octubre de 2011

"La línea asfáltica"


El surco se proyecta sin destino visible.

El trajinar es intenso, como el calor abrazador
del mediodía veraniego.
La velocidad inventa al viento y éste se re-inventa en una aparente existencia de oxígeno... y de movimiento.
Es posible aventurar el paso del próximo bólido a través del profundo aullido de sus ruedas, en la lejanía, como una exclamación de resistencia por la inercia olvidada ya, en alguna otra porción de asfalto.
Cada nuevo milímetro abordado es una exigua parte de vida que se despide, energía que se dibuja en línea recta y que se borra bajo el trazo de un nuevo transcurrir, de un nuevo atravesar.
Las sombras proyectadas sobre el ardiente pavimento son el ansiado oasis que descomprime fugazmente el asedio de la llama solar.
Las sombras...
... testigos fieles del cuerpo, de la velocidad, del viento, de la porción de vida que se fue, del calor, de la luz.
Las sombras... testigos y parte de todo.
Hasta que dos sombras deciden aproximarse. Y chocan entre sí...


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